1 - El nombre de Granada
Curso gratis creado por César Girón López .
I. SOBRE EL ORIGEN DE GRANADA Y SU REINO
1. EL ORIGEN DE GRANADA
A propósito de Granada, uno de los temas más debatidos ha sido siempre, el de sus orígenes. Y realmente no es pacífica la polémica entre los historiadores, pues desentrañar el origen y vicisitudes históricas de una ciudad como ésta, que hunde sus raíces en la noche de los tiempos no es, ciertamente, tarea fácil. Prescindiendo de las numerosas leyendas que a propósito del nacimiento de Granada se han formulado y que veremos en el capitulo siguiente, para atender a la cuestión del origen de Granada deberemos remontarnos a las tribus íberas, de las que se sabe que hace casi cuatro milenios estaban asentadas en esta parte de la península y más concretamente a la de los túrdulos, una de las más civilizadas, aunque el primer nucleo de población del que se tiene noticia en este territorio será Elibyrge (Iliberis) citándolo Hecateo de Mileto en el siglo V antes de Cristo, pues el nombre de Granada no aparecerá citado por primera vez conocida hasta el siglo XI, ya durante la dominación árabe.
Sin embargo, las fuentes de la Granada actual pueden buscarse más recientemente en el tiempo, concretamente en la época de la dominación romana, cuando la existencia del importántísimo Municipium Florentinum Iliberitanum, la configuran como un nucleo urbano preeminente que dejó testimonios imborrables para la arqueología y la historia, reveladores de su existencia. Incluso, si hasta hace poco se pensaba que era una asentamiento hispanorromano más o menos importante, hoy en día debido a los más recientes hallazgos arqueológicos producidos en el Albayzín, demuestran que era un nucleo de población de considerable tamaño y relevancia, puesto que si bien Gómez Moreno fijó sus dimensiones casi circunscritas al entorno inmediato de Hizn Román y del barrio de San Miguel, se han descubierto restos arqueológicos en lugares más alejados, consistentes no solo en restos de enterramientos o de edificaciones pequeñas sino de grandes edificios públicos, reveladores por tanto de un foro mayor de lo que se mantenía, además de importantes villas en diversos lugares de la ciudad, algunos tan alejados de la colina del Albayzín como el Zaidín.
Los cipos, lápidas, esculturas, pedestales y demás restos encontrados revelan que el Municipium Florentinum Iliberitanum era una importante ciudad situada originariamente en la provincia Bética prácticamente en el límite con la Tarraconense y nucleo importante de conexión con otras ciudades cercanas como Malaca, Acci, Basti y las antiguas Sexi y Salambina, que constituían destacados centros comerciales desde bastantes siglos antes. Además de estos testimonios, existen otros de notable consideración como el de Plinio el Viejo que habla ya de la celebérrima ciudad de Ilíberis o la celebración en ella del primer concilio español, el Concilio de Elvira, que tuvo lugar en los primeros años del siglo IV, entre los años 300 y 303, con un singular boato y una nutrida asistencia de dignidades eclesiásticas de aquel tiempo, como Osio Obispo de Córdoba que años más tarde, en 325, presidiría el transcendental concilio de Nicea propiciado por Constantino y en el que se proscribió de modo definitivo el arrianismo afirmándose que "Jesucristo es hijo del Padre antes de todos los siglos, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado y no creado...", y junto a él se sabe de la concurrencia de otros 18 obispos más y numeroso presbíteros, diáconos y seglares, que debatieron sobre los temás más acuciantes de la Iglesia del momento, concluyendo este importantísimo concilio de Elvira con la formulación de 81 cánones bien conocidos.
En la época visigoda, aunque no hay documentos acerca de Elvira y la vida de esta ciudad ni memoria de sucesos especiales con ella relacionados, se deduce, no obstante, de las fuentes, que siguió gozando de la categoría y consideración que había alcanzado y de un notable florecimiento espiritual, manteniendo "el privilegio de capitalidad de la provincia a la que dió nombre y el rango de gran ciudad que tuvo en tiempos romanos, aumentando si cabe aún más, al crecer su valor militar y disminuir la significación de otras poblaciones del imperio, cuya prosperidad y riqueza deshizo la invasión bárbara. Invasión que fue iniciada por unos pueblos bastante rudimentarios, los silingos, vándalos y los alanos, de los que incluso existen serias dudas de que llegaran a asentarse permanentemene en el territorio del Municipio Florentino Iliberitano y posteriormente fueron seguidos de un pueblo más consistente y menos rudo, el visigodo, que consiguió expulsar definitivamente a sus predecesores, los vándalos, de los que nos quedó el nombre de Andalucía que deriva de Vandalusia, e imponerse a los romanos en el 421, comandado por uno de sus reyes más destacados, Leovigildo, si bien Walia ya había hecho lo propio con los siligos y los alanos tres años antes. Causa de fuertes tensiones fueron entonces y a partir de este momento, las diferencias religiosas entre los visigodos invasores y la población hispanorromana, pues seguidores los primeros de la doctrina Arriana (el arrianismo era una doctrina herética del cristianismo propiciada por Arrio, un presbítero de Alejandría y sus seguidores, que negaban el dogma católico de la Trinidad), las luchas entre visigodos y cristianos fueron duras y encarnizadas hasta que la paz se impuso por la conversión al cristianismo oficial por Recaredo I en el 589 en el III Concilio de Toledo, momento a partir del cual este monarca y sus sucesores van a permitir la erección de iglesias en su territorio, fundándose varias en Granada, cuya aparición queda testimoniada entre otras fuentes, por la existencia de moneda acuñada con sus nombres y por el descubrimiento en 1.581 al tiempo de hacer las excavaciones necesarias para la cimentación de la iglesia de Santa María de la Alhambra, una lápida en mármol, bellísima e importantísima, que se encuentra en el museo de la Alhambra y que es conocida como la lápida de la tres iglesias, en la que dice una vez traducida:
En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo fue consagrada la iglesia de San Esteban, primer mártir, en el lugar llamado Natívola, por San Pablo, pontífice accitano, en el día...año... de nuestro señor el glorioso Witerico rey; era DCXV (año 577 d.C.). También fue consagrada la iglesia de San Juan...También fue consagrada la iglesia de San Vicente, mártir valenciano, por San Liliolo, pontífice accitano, a XI de las calendas de febrero (22 de enero), año VIII del glorioso señor Recaredo, rey, era DCXXXII (año 594 d.C.). Estos tres sagrados templos, para gloria de la Trinidad...cooperando los santos, fueron edificados por el ilustre Gudiliuva (?)... con operarios domésticos y a sus expensas.
Durante varios siglos y hasta la invasión árabe, el pueblo visigodo ocupó íntegramente la península ibérica, conviviendo de forma más o menos pacífica con la población autóctona y precedente, hispanorromanos y judíos principalmente, pueblos que en ella se encontraban o que a la misma habían llegado hacía siglos. No obstante, en esta tierra convulsa visitada y colonizada ancestramente por los pueblos tartésicos, fenicios, griegos, cartagineses, íberos, romanos y musulmanes, no podía faltar una invasion lejana, producida más en realidad por la añoranza de tiempos pasados del imperio romano que por las necesidades de conquista: "la de Bizancio", el imperio romano de oriente, que llegó a dominar con sus ejércitos, previa ocupación del norte de África, parte del sureste español en el siglo V, en tiempos del Emperador Justiniano, hasta que fueron expulsados en tiempo de los monarcas visigodos Chindasvinto y Recesvinto.
Por lo que se refiere a la organización territorial en la que se enmarca y nace la ciudad de Granada a lo largo de la historia, debe señalarse como ya en la división de Hispania propiciada por Augusto, fundada básicamente en el conventum o tribunal fijo y posteriormente con la división entre Hispania Citerior y Ulterior fijada en el año 197 antes de Cristo, el territorio de Granada donde se encontraba Ilibyrge o Iliberis se hallaba en la Hispania Ulterior y más tarde con la división en las tres grandes provincias Tarraconense, Bética y Lucitana, división que se mantuvo durante varios siglos, Iliberis formaría parte de la Bética; a su vez, dentro de las provincias, las ciudades se clasificaban en colonias, estipendiarias, municipios y cecas. La Bética en la cual se encontraba Granada se divida a la vez en cuatro conventos: Gaditano, Hispalense, Astijitano y Cordobense; Iliberis, como municipio importante, se encontraba incluido en éste último.
Durante la época visigoda, la influencia romanceadora del antiguo imperio es tal que la organización administrativa romana puede decirse que se mantiene casi sin alteración. Sin embargo, con la invasión de los pueblos del Islám se va a imponer un nuevo sistema administrativo, dividiendo los invasores los territorios conquistados en coras o provincias; iqlim, que eran los distritos en los que se dividían las coras; tahas que básicamente pueden considerarse como distritos menores equivalentes a cabezas de partido o feligresías que predominaron en ciertas comarcas de las coras de Elvira y Peyyena, como las Alpujarras; fahs, que se correspondían con el territorio de una villa o una ciudad más o menos importante; y otra serie de divisiones menores como los yuz, que era la denominación que se aplicaba a otras fracciones menores en que se subdividía el territorio consistentes fundamentalmente en zonas de pastos o barrancos de aprovechamiento agropecuario y los famosos Rabad -barrios o arrabales- en que se organizaban las distintas villas y ciudades. Al frente de la cora se encontraba un gobernador o wali mientras que las poblaciones concretas eran regidas por el cadí o alcalde. La región oriental del al-Andalus se dividá en tres coras principales: la cora de Peyyena, la cora de Ilvira y la cora de Reyyia, coincidentes casi con las actuales provincias de Almería, Granada y Málaga.
1. EL ORIGEN DE GRANADA
A propósito de Granada, uno de los temas más debatidos ha sido siempre, el de sus orígenes. Y realmente no es pacífica la polémica entre los historiadores, pues desentrañar el origen y vicisitudes históricas de una ciudad como ésta, que hunde sus raíces en la noche de los tiempos no es, ciertamente, tarea fácil. Prescindiendo de las numerosas leyendas que a propósito del nacimiento de Granada se han formulado y que veremos en el capitulo siguiente, para atender a la cuestión del origen de Granada deberemos remontarnos a las tribus íberas, de las que se sabe que hace casi cuatro milenios estaban asentadas en esta parte de la península y más concretamente a la de los túrdulos, una de las más civilizadas, aunque el primer nucleo de población del que se tiene noticia en este territorio será Elibyrge (Iliberis) citándolo Hecateo de Mileto en el siglo V antes de Cristo, pues el nombre de Granada no aparecerá citado por primera vez conocida hasta el siglo XI, ya durante la dominación árabe.
Sin embargo, las fuentes de la Granada actual pueden buscarse más recientemente en el tiempo, concretamente en la época de la dominación romana, cuando la existencia del importántísimo Municipium Florentinum Iliberitanum, la configuran como un nucleo urbano preeminente que dejó testimonios imborrables para la arqueología y la historia, reveladores de su existencia. Incluso, si hasta hace poco se pensaba que era una asentamiento hispanorromano más o menos importante, hoy en día debido a los más recientes hallazgos arqueológicos producidos en el Albayzín, demuestran que era un nucleo de población de considerable tamaño y relevancia, puesto que si bien Gómez Moreno fijó sus dimensiones casi circunscritas al entorno inmediato de Hizn Román y del barrio de San Miguel, se han descubierto restos arqueológicos en lugares más alejados, consistentes no solo en restos de enterramientos o de edificaciones pequeñas sino de grandes edificios públicos, reveladores por tanto de un foro mayor de lo que se mantenía, además de importantes villas en diversos lugares de la ciudad, algunos tan alejados de la colina del Albayzín como el Zaidín.
Los cipos, lápidas, esculturas, pedestales y demás restos encontrados revelan que el Municipium Florentinum Iliberitanum era una importante ciudad situada originariamente en la provincia Bética prácticamente en el límite con la Tarraconense y nucleo importante de conexión con otras ciudades cercanas como Malaca, Acci, Basti y las antiguas Sexi y Salambina, que constituían destacados centros comerciales desde bastantes siglos antes. Además de estos testimonios, existen otros de notable consideración como el de Plinio el Viejo que habla ya de la celebérrima ciudad de Ilíberis o la celebración en ella del primer concilio español, el Concilio de Elvira, que tuvo lugar en los primeros años del siglo IV, entre los años 300 y 303, con un singular boato y una nutrida asistencia de dignidades eclesiásticas de aquel tiempo, como Osio Obispo de Córdoba que años más tarde, en 325, presidiría el transcendental concilio de Nicea propiciado por Constantino y en el que se proscribió de modo definitivo el arrianismo afirmándose que "Jesucristo es hijo del Padre antes de todos los siglos, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado y no creado...", y junto a él se sabe de la concurrencia de otros 18 obispos más y numeroso presbíteros, diáconos y seglares, que debatieron sobre los temás más acuciantes de la Iglesia del momento, concluyendo este importantísimo concilio de Elvira con la formulación de 81 cánones bien conocidos.
En la época visigoda, aunque no hay documentos acerca de Elvira y la vida de esta ciudad ni memoria de sucesos especiales con ella relacionados, se deduce, no obstante, de las fuentes, que siguió gozando de la categoría y consideración que había alcanzado y de un notable florecimiento espiritual, manteniendo "el privilegio de capitalidad de la provincia a la que dió nombre y el rango de gran ciudad que tuvo en tiempos romanos, aumentando si cabe aún más, al crecer su valor militar y disminuir la significación de otras poblaciones del imperio, cuya prosperidad y riqueza deshizo la invasión bárbara. Invasión que fue iniciada por unos pueblos bastante rudimentarios, los silingos, vándalos y los alanos, de los que incluso existen serias dudas de que llegaran a asentarse permanentemene en el territorio del Municipio Florentino Iliberitano y posteriormente fueron seguidos de un pueblo más consistente y menos rudo, el visigodo, que consiguió expulsar definitivamente a sus predecesores, los vándalos, de los que nos quedó el nombre de Andalucía que deriva de Vandalusia, e imponerse a los romanos en el 421, comandado por uno de sus reyes más destacados, Leovigildo, si bien Walia ya había hecho lo propio con los siligos y los alanos tres años antes. Causa de fuertes tensiones fueron entonces y a partir de este momento, las diferencias religiosas entre los visigodos invasores y la población hispanorromana, pues seguidores los primeros de la doctrina Arriana (el arrianismo era una doctrina herética del cristianismo propiciada por Arrio, un presbítero de Alejandría y sus seguidores, que negaban el dogma católico de la Trinidad), las luchas entre visigodos y cristianos fueron duras y encarnizadas hasta que la paz se impuso por la conversión al cristianismo oficial por Recaredo I en el 589 en el III Concilio de Toledo, momento a partir del cual este monarca y sus sucesores van a permitir la erección de iglesias en su territorio, fundándose varias en Granada, cuya aparición queda testimoniada entre otras fuentes, por la existencia de moneda acuñada con sus nombres y por el descubrimiento en 1.581 al tiempo de hacer las excavaciones necesarias para la cimentación de la iglesia de Santa María de la Alhambra, una lápida en mármol, bellísima e importantísima, que se encuentra en el museo de la Alhambra y que es conocida como la lápida de la tres iglesias, en la que dice una vez traducida:
En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo fue consagrada la iglesia de San Esteban, primer mártir, en el lugar llamado Natívola, por San Pablo, pontífice accitano, en el día...año... de nuestro señor el glorioso Witerico rey; era DCXV (año 577 d.C.). También fue consagrada la iglesia de San Juan...También fue consagrada la iglesia de San Vicente, mártir valenciano, por San Liliolo, pontífice accitano, a XI de las calendas de febrero (22 de enero), año VIII del glorioso señor Recaredo, rey, era DCXXXII (año 594 d.C.). Estos tres sagrados templos, para gloria de la Trinidad...cooperando los santos, fueron edificados por el ilustre Gudiliuva (?)... con operarios domésticos y a sus expensas.
Durante varios siglos y hasta la invasión árabe, el pueblo visigodo ocupó íntegramente la península ibérica, conviviendo de forma más o menos pacífica con la población autóctona y precedente, hispanorromanos y judíos principalmente, pueblos que en ella se encontraban o que a la misma habían llegado hacía siglos. No obstante, en esta tierra convulsa visitada y colonizada ancestramente por los pueblos tartésicos, fenicios, griegos, cartagineses, íberos, romanos y musulmanes, no podía faltar una invasion lejana, producida más en realidad por la añoranza de tiempos pasados del imperio romano que por las necesidades de conquista: "la de Bizancio", el imperio romano de oriente, que llegó a dominar con sus ejércitos, previa ocupación del norte de África, parte del sureste español en el siglo V, en tiempos del Emperador Justiniano, hasta que fueron expulsados en tiempo de los monarcas visigodos Chindasvinto y Recesvinto.
Por lo que se refiere a la organización territorial en la que se enmarca y nace la ciudad de Granada a lo largo de la historia, debe señalarse como ya en la división de Hispania propiciada por Augusto, fundada básicamente en el conventum o tribunal fijo y posteriormente con la división entre Hispania Citerior y Ulterior fijada en el año 197 antes de Cristo, el territorio de Granada donde se encontraba Ilibyrge o Iliberis se hallaba en la Hispania Ulterior y más tarde con la división en las tres grandes provincias Tarraconense, Bética y Lucitana, división que se mantuvo durante varios siglos, Iliberis formaría parte de la Bética; a su vez, dentro de las provincias, las ciudades se clasificaban en colonias, estipendiarias, municipios y cecas. La Bética en la cual se encontraba Granada se divida a la vez en cuatro conventos: Gaditano, Hispalense, Astijitano y Cordobense; Iliberis, como municipio importante, se encontraba incluido en éste último.
Durante la época visigoda, la influencia romanceadora del antiguo imperio es tal que la organización administrativa romana puede decirse que se mantiene casi sin alteración. Sin embargo, con la invasión de los pueblos del Islám se va a imponer un nuevo sistema administrativo, dividiendo los invasores los territorios conquistados en coras o provincias; iqlim, que eran los distritos en los que se dividían las coras; tahas que básicamente pueden considerarse como distritos menores equivalentes a cabezas de partido o feligresías que predominaron en ciertas comarcas de las coras de Elvira y Peyyena, como las Alpujarras; fahs, que se correspondían con el territorio de una villa o una ciudad más o menos importante; y otra serie de divisiones menores como los yuz, que era la denominación que se aplicaba a otras fracciones menores en que se subdividía el territorio consistentes fundamentalmente en zonas de pastos o barrancos de aprovechamiento agropecuario y los famosos Rabad -barrios o arrabales- en que se organizaban las distintas villas y ciudades. Al frente de la cora se encontraba un gobernador o wali mientras que las poblaciones concretas eran regidas por el cadí o alcalde. La región oriental del al-Andalus se dividá en tres coras principales: la cora de Peyyena, la cora de Ilvira y la cora de Reyyia, coincidentes casi con las actuales provincias de Almería, Granada y Málaga.
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